Rosibel Ramos y Kenia Baca Merlo cuentan la historia de cómo ellas lograron superar varias formas de desigualdad y violencia de género en las zonas rurales de Nicaragua. Esto sucedió cuando fundaron y ayudaron a administrar la cooperativa agrícola de mujeres, FEM (Fundación entre Mujeres), la que produce café, verduras, miel y vino y flor de jamaica. También administraron su propia escuela comunitaria, grupos de autodefensa e iniciaron con los bancos comunitarios de semillas.

Desde Estelí en el norte de Nicaragua, estas dos generaciones de mujeres comparten su lucha contra múltiples formas de desigualdad. Rosibel Ramos, socia fundadora del FEM, dejó atrás una vida de violencia y pobreza y logró graduarse de la Universidad a los 60 años. Con el tiempo se convirtió en la presidenta de la cooperativa FEM o Las Diosas (Las Diosas) como se llaman a sí mismas, lo que se ha convertido en una gran infraestructura para mujeres que viven situaciones similares. Junto a Rosibel estará Kenia, quien llego a FEM cuando era adolescente y ahora es socióloga, apicultora y agricultora a la vez.

Ellas junto a sus 1.500 compañeras mujeres, administran colectivamente ocho cooperativas agrícolas, programas educativos para mujeres y niñas, “bancos de semillas” comunitarios y organizan grupos de defensa femeninos para enfrentar la violencia de género. El objetivo es emancipar a las mujeres a través de una estrategia de transformación ideológica, económica y organizativa.